Las orquídeas necesitan luz para crecer y florecer, pero es importante encontrar un equilibrio. Coloca tus orquídeas en un lugar donde reciban luz indirecta brillante, evitando la luz solar directa que podría quemar sus hojas. La intensidad lumínica varía según la especie de orquídea, por lo que es recomendable investigar las necesidades específicas de tu variedad.