Asegúrate de proporcionar una buena circulación de aire alrededor de tus orquídeas. Esto ayuda a prevenir la acumulación de humedad y reduce el riesgo de enfermedades fúngicas. Evita colocar las orquídeas en áreas con corrientes de aire fuertes, pero asegúrate de que haya cierta ventilación en la habitación.